sábado, 21 de julio de 2012

Sobre bancos y cuentas bancarias


¿Con cuántos bancos operamos? ¿Conocemos la cantidad de cuentas bancarias que tenemos abiertas? ¿Con cuántas tarjetas de crédito contamos?

Si al conocerlas, en la primera descubrimos un número alto en la segunda seguro será mayor. Esto, a priori, ni es bueno ni malo, todo depende de nuestro flujo de caja. Si es alto puede darse el caso de operar con más entidades financieras y no precisamente más cuentas. Si es bajo no tiene gran sentido operar con muchas entidades y, mucho menos, cuentas. Y si disponemos de muchas tarjetas o es que no tenemos dinero y recurrimos al crédito a corto plazo o estamos haciendo un gasto innecesario.

Conforme están moviéndose las comisiones cada vez son mayores y las contraprestaciones son menores. Existen comisiones por cualquier concepto, por mantenimiento de la cuenta, por descubierto, por apunte realizado, por SMS enviado, por transferencia realizada, por ingreso de cheques, por emisión de tarjetas, por retirada de efectivo en cajeros fuera de la red de la tarjeta, etc., como vemos pagamos por casi todo y, entonces, ¿Qué sentido tiene contar con muchas cuentas abiertas? Como vemos para lo único que nos sirven es para incurrir en más gasto y que seguramente no sería necesario.

Por el contrario, las contraprestaciones no son tales, el acceso al crédito está muy restringido, por no decir que imposible y encima es caro; las líneas de descuento son casi inservibles, si tu cliente aparece en alguna de las bases de morosos no puedes descontar sus efectos ¿Quién no tiene impagados?, además, los gastos e intereses por la negociación es muy alta, casi prohibitiva, muchas veces el margen de beneficio es mayor el del banco, por las comisiones e intereses que cobra, que el nuestro, por la venta que realizamos.

¿Qué debemos hacer?

Limitar las entidades financieras, las cuentas y las tarjetas de crédito a las estrictamente necesarias.

¿Cuántas son necesarias?

Como he dicho, depende del volumen de tesorería, pero seguro que con dos o tres entidades financieras, la mayoría de PYMES puede funcionar correctamente y con una cuenta bancaria por cada entidad, como máximo dos. Y referente a las tarjetas podemos hablar de una o dos, no son necesarias más tarjetas.

Un ejemplo típico en una PYME es que tuviera un banco de toda la vida, donde entraba como a su casa, donde tenía concedido un préstamo, la línea de descuento, la tarjeta, todos los pagos domiciliados, etc., pero de ‘repente’ tiene problemas con el préstamo, la línea de descuento está saturada y con un alto índice de morosidad y los cargos de la tarjeta no se pueden realizar en cuenta, porque no hay saldo suficiente para ello. Esta PYME, ante estos problemas, busca a otro banco donde prometen todo y termina con otra línea de descuento ‘la solución a sus problemas’, por la que encauza la mayoría de efectos al descuento. Error, resulta que los ingresos le vienen por el banco donde solo tiene la línea de descuento y los pagos por la primera entidad. Ya estamos con las transferencias de una cuenta a otra y con la subida de los costes en ambas líneas de descuento, más gastos.

En ésta situación no es la solución trabajar con otra entidad, la solución es atajar los problemas que tenemos internamente.

En el caso en cuestión deberemos atender el préstamo a toda costa, si no contamos con capital suficiente para hacer los pagos puntualmente deberemos negociar una ampliación del plazo, una suspensión temporal del pago de capital u otra formula que nos descongestione del importe a pagar periódicamente y todo ello, a poder ser, antes de que se produzca el problema, cualquier cosa menos entrar en mora, puesto que ello supone el cierre de toda salida. Si nuestra línea de descuento se encuentra saturada y con un índice alto de morosidad, hay que vigilar muy de cerca los vencimientos y a los clientes, no podemos tener incidencias y, si las tenemos, hay que atajarlas inmediatamente; el acudir a otra entidad, aunque al principio no nos ponga trabas, al final estaremos en la misma situación. El descuento en una entidad y los pagos en otra, tampoco es muy rentable, en todo caso derivar pagos a la primera, por donde nos entra el dinero.

Sobre la forma de atajar las incidencias en la línea de descuento hablaré en otro post, que estará dedicado, exclusivamente, a este tema.

Lo importante no es diversificar, sino concentrar, concentrar todas nuestras fuerzas, pero debemos tener fuerzas que concentrar.

Con esto me vengo a referir que nuestra empresa no solo debe ser rentable si no, además, aparentarlo, si no es así como van a apostar por nosotros, como van a entrar a formar parte de nuestro negocio, como vamos a tener fuerzas para negociar mejores condiciones. A caso nosotros apostaríamos por un negocio en el que tenemos dudas de si vamos a ganar o perder. Ser rentable no significa arrojar siempre beneficios, pero si nuestros gastos son mayores o muy similares a los ingresos a quién pretendemos engañar, nosotros somos los primeros engañados.

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